Para analistas y expertos del mercado, hay varios factores que deben ser revisados de cerca, con el fin de evitar sorpresas.
La economía colombiana parece haber encontrado un ritmo estable en medio de la incertidumbre y luego de un primer semestre marcado por la desaceleración y un segundo trimestre en el que el PIB creció 2,5%, el país se aproxima al cierre de 2025 con una mezcla de optimismo prudente y alertas encendidas; en las que el consumo mantiene a flote la actividad productiva, pero la inflación, el déficit fiscal y la lenta recuperación de algunos sectores clave obligan a mantener la vigilancia.
Según las minutas del Banco de la República, la actividad económica “mantiene un buen dinamismo”, impulsada por una demanda interna robusta, el gasto de los hogares y una incipiente recuperación de la inversión. Sin embargo, los directores del Emisor advierten que la inflación continúa estancada alrededor del 5%, lo que retrasa su convergencia a la meta del 3% y mantiene a la autoridad monetaria en una posición prudente.
No hay que olvidar que recientemente, cuatro de los siete miembros de la Junta votaron por mantener la tasa de interés inalterada, mientras que tres abogaron por nuevos recortes moderados, reflejando la división entre quienes priorizan controlar los precios y quienes buscan darle más oxígeno al crecimiento.
Con el fin de ahondar en lo que se espera en el mercado, Portafolio conversó con diversos analistas y la mayoría de ellos coincide en que el cuarto trimestre será el más dinámico del año, impulsado por el consumo de los hogares, las remesas, el turismo y la temporada navideña.
Por ejemplo, para César Pabón, director de investigaciones económicas de Corficolombiana, no hay que pasar por alto que “diciembre tradicionalmente impulsa el comercio y el consumo, y este año no será la excepción”. A su juicio, la mayor confianza de los consumidores, el pago de primas y la proximidad de la
ley de garantías impulsarán las compras y la inversión pública.
En este sentido, se espera que el comercio, la industria y el turismo sean los grandes ganadores de la temporada, junto con el sector agropecuario, que aún se beneficia de una bonanza cafetera y precios favorables de exportación. Pabón anticipa también un efecto positivo de la ejecución territorial en vísperas de elecciones locales, lo que podría inyectar liquidez a la economía.
Entre tanto, Camilo Herrera, cofundador de Raddar, coincide en que los hogares serán el principal motor, pero advierte que “la inflación sigue espesa”, lo que limita el poder adquisitivo y explica que “las tasas de crédito no bajan lo suficiente y eso mantiene la presión sobre el consumo”. Pese a ello, prevé un repunte en las compras de tecnología, vestuario y entretenimiento, rubros típicos del cierre de año.
Desde BBVA Research, Mauricio Hernández Monsalve también resalta el papel del mercado interno y cuenta que “el consumo privado sigue firme y la inversión en maquinaria aún aporta, mientras la construcción empieza a levantarse gradualmente”; por lo que desde su perspectiva, el impulso proviene de frentes como el mercado laboral, que sigue creando empleo, remesas robustas y un crédito de consumo que empieza a normalizarse.
Los analistas también resaltan que el tipo de cambio también ayuda, dado que el peso colombiano se ha mantenido firme, y aunque podría depreciarse levemente hacia los $4.150 por dólar, el entorno global luce más favorable con tasas internacionales a la baja y un dólar menos volátil.
Inflación terca y política monetaria vigilante
El otro gran consenso entre los analistas es que el problema no está en el crecimiento, sino en la inflación y el déficit fiscal. No en vano, el Banco de la República reconoció que la convergencia hacia la meta del 3% será más lenta de lo previsto, y que el alza de precios se concentra en servicios, arriendos y comidas fuera del hogar.
“La desinflación será lenta por la rigidez de los servicios y los precios regulados”, advierte Hernández, quien prevé que el Banco mantenga su tasa en torno al 9,25% durante lo que resta del año, “a la espera de señales claras y persistentes de baja en la inflación”.
Otra de las voces que intervino fue la del profesor Julio Enrique Duarte, decano de Economía de la Universidad de San Buenaventura, quien coincide en que la postura del Emisor es la adecuada, pero advierte que “la inflación de servicios y regulados mantiene la presión”, lo que frena la capacidad de compra de los hogares.
Duarte subraya además que el déficit fiscal del 7,1% del PIB, tras la suspensión de la regla fiscal, agrava la vulnerabilidad macroeconómica y deja claro que “el Gobierno necesita una senda fiscal creíble. La lentitud en la ejecución del presupuesto, ya que solo se había ejecutado el 37% a mitad de año, impide que la inversión pública cumpla su papel contracíclico”.
Revisión sectorial
Otro de los elementos a revisar de cara al cierre del 2025 es que el panorama sectorial muestra una economía de contrastes en el que el comercio, el transporte, el turismo y los servicios empresariales mantienen el ritmo, apoyados en el consumo y el empleo; mientras que la manufactura, ligada al mercado interno, está ganando tracción, especialmente en bienes para el hogar y maquinaria.
Acá se genera un panorama de luces y sombras que resalta por las señales de recuperación en vivienda, con más licencias y preventas; mientras que la minería y la construcción de edificaciones siguen rezagadas. De igual forma, los analistas coinciden en que el alto costo del crédito y la incertidumbre política continúan frenando la inversión privada.
Mientras tanto, el sector agropecuario, aunque positivo, muestra menor impulso frente a meses anteriores, y los expertos insisten en que fenómenos climáticos como La Niña podrían alterar la producción y la logística.
Por último, entre los vientos a favor, en el mercado se habla del empleo, que alcanzó niveles históricamente bajos, el repunte del turismo internacional y la moderación de las tasas globales que alivia las condiciones financieras externas. También hay consenso en que la estabilidad del dólar, las reservas internacionales robustas y el dinamismo regional ofrecen un piso sólido para el cierre de 2025.
Andrés Moreno Jaramillo, analista de mercados, advierte que todo esto se mueve en un equilibrio delicado en el que “la clave está en que la inflación no repunte y que el Banco de la República no baje tasas demasiado rápido. El Gobierno debe enfocarse en ejecutar obras y fortalecer la confianza inversionista”.
De esta forma, Colombia encara el tramo final del año con una economía que no pierde su impulso, pero que exige atención constante, dado que el consumo y el empleo sostienen el crecimiento, pero la inflación y la fragilidad fiscal son recordatorios de que no hay espacio para descuidos. Todo esto, en medio de apuestas por números razonablemente buenos al final de la vigencia.
Fuente:https://www.portafolio.co/economia/crecimiento/economia-colombiana-cerraria-2025-con-impulso-pero-bajo-estricta-vigilancia-641624

